A pesar de que existan diferentes motivos por los cuales tanto tú como tu pareja estén decepcionados con la relación y cada vez más alejados, muchas veces el mayor problema es no reconocer o pedir ayuda a otras personas o especialistas, es decir, haber dejado pasar demasiado tiempo entre que ha surgido el problema o malestar, a buscar una buena solución y cambio.

Estos problemas pueden haber comenzado por distintas razones como ser: frecuentes discusiones, distanciamiento emocional, diferencias de intereses y proyectos, falta de sexualidad, infidelidades, una vida demasiado rutinaria, y la lista no pararía.

La mayoría de las parejas que recurren a mí, suelen hacerlo una vez pasados tres o cinco años desde el comienzo del problema y cuando llegan a la terapia de pareja lo hacen con una mochila demasiado cargada de resentimiento, malos tratos, dolor, rechazo, etc. Estoy convencida de que el hecho de haber dejado pasar tanto tiempo ha contribuido a que la relación se deteriorara mucho más de la cuenta, lo que hace más difícil conseguir resultados positivos.

Por eso suelo aconsejar a mis clientes de terapia individual, amigos y conocidos que se consulte con un especialista lo antes posible una vez detectado el problema, y sobre todo en el caso de existir niños pequeños, ya que las prisas, las rutinas y la falta de tiempo en general, suelen crear una olla a presión que cuando estalla, todo se desmorona rápidamente. Para que la terapia tenga más probabilidades de éxito es mejor que el problema esté reciente y no se haya enquistado. La terapia de pareja es algo cada vez más habitual y más de un 80% de los participantes manifiesta haber mejorado su relación. En pocos años este tipo de terapia ha pasado de ser algo que veías en las típicas películas americanas, a ser toda una realidad española. 

Una vez detectada la crisis y con el propósito de reparar el daño asistas a terapia de pareja, emprendas actividades y espacios lúdicos compartidos con tu pareja, realices un viaje de novios, o tomes cualquier objetivo con el propósito de crear armonía y acortar las distancias. Pero es importante que tanto tú como tu pareja estéis conforme en hacerlo y busquéis los dos conseguir los mismos resultados. De lo contrario, es posible que lo que conseguiréis sea mayor estrés y malentendidos al problema ya existente.

El objetivo principal con todas estas acciones es que superen vuestras diferencias y tengáis las herramientas necesarias para retomar vuestra relación con un enfoque de futuro. Lo que más suele ayudar en estos casos es que aprendáis a escucharos y aprendáis a expresaros y compartir lo que os sucede y hace daño, es decir, que mejoréis vuestra toma de consciencia y comunicación. Pero lamentablemente no siempre ocurre así ya que para que esto se dé hace falta implicación y responsabilidad de parte de ambos y no siempre es el caso. Puede que pese a quererlo e intentarlo por tu parte, te encuentres solo/a en esta batalla y realices que en ese caso la superación de la crisis no es factible, por lo que será mejor comenzar a destinar toda tu energía y atención en sobrellevar la ruptura de la relación de la mejor manera posible.

5 Componentes del amor maduro que pueden ayudarte a crear unión:

1) La solicitud: significa que crees en tu cónyuge y le haces saber: «Eres importante para mí. Me interesa lo que te pueda ocurrir. Te cuidaré.» Se trata de que seas solícito con tu pareja a través del afecto y el interés.

2) La aceptación: que ha de ser incondicional en el sentido de que respetes las diferencias de ideas y de ritmo vital o proyectos. Significa que entiendes que tu pareja tenga necesidades distintas a las tuyas, pese a que no te convenzan o convengan, como puede ser la necesidad de tiempo para estar solo/a, retomar los estudios, aplicar para un trabajo, realizar una actividad en particular de forma regular, etc. Aceptas las debilidades e incapacidades de tu compañero/a como si le dijeras: «te quiero y te acepto tal y como eres».

3) La empatía: es la capacidad para sintonizar con los sentimientos de tu pareja, de experimentar en cierto grado el dolor o el placer del otro/a. La empatía es saber compartir sus vivencias sin confundirte con él/ella, ni perder de vista tu capacidad para apoyar a tu pareja en los momentos difíciles.

4) La sensibilidad: se aprende a partir de una relación sincera, donde expresas tus miedos y necesidades. De esta forma puedes comprender la conducta del otro/a y evitar los malos entendidos, sus innecesarias preocupaciones y cuidar de sus puntos vulnerables. La sensibilidad reside en conocer la parte oculta o inconsciente de tu pareja, sus miedos, sus necesidades y sus deseos.

5) La intimidad: es este componente el que más debes cultivar y preservar. La intimidad abarca desde los pequeños detalles y discusiones de vuestra vida cotidiana, a los especiales instantes en que compartes los sentimientos más íntimos o profundos. Y como no podía faltar, abarca, sostiene y perpetúa una buena relación sexual con el correr del tiempo y el devenir de la madures.

Esperando que te haya sido útil, si quieres que te acompañe para tratar cualquier dificultad que pueda estar habiendo en tu relación, clica en Terapia de Pareja

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