La llegada de un nuevo hijo/a es todo un acontecimiento ya que pese a ser planificado y deseado por todos, crea un quiebre en la familia ya bien consolidada. Constituido el acuerdo implícito de repartirse entre los miembros existentes  los cuidados, atenciones y cariño, la llegada de un nuevo integrante a la familia puede vivirse como una amenaza para los hijos ya existentes, sobre todo cuando se trata del segundo hijo/a, ya que este cambio puede generar un desequilibrio en la armonía y los acuerdos implícitos.

La buena noticia es que normalmente las altas expectativas se proyectan en el primer hijo/a, expectativas que recaen sobre él o ella, pero que demandan también mucha implicación, dedicación y a veces frustración, para los padres mismos. 

Además, la falta de experiencia en los cuidados de la vida puede terminar siendo más complicada en los primeros meses después del parto, y todo a lo largo de la crianza de este primer hijo/a, situación que hace más liberadora en cuanto a necesidades y atenciones de este segundo o tercer hijo/a. Si bien el embarazo puede ser menos esperado, consciente y atendido quizás que el primero – por falta de tiempo, suficiente intimidad y comunicación en la pareja, menor sensación de novedad e ilusión, etc. –  puede ser también más plácido y fluido, por ser justamente más conocido y menos temeroso.

Por último, todo este proceso sirve también para re direccionar al hijo/a hacia el padre, ya que la presencia de un potencial rival “desilusiona” al niño/a, rompiendo así la simbiosis madre-hijo y revalorizando la figura del padre. El niño/a piensa algo así como “No soy  todo lo suficiente para ti, por lo que has querido tener otro hijo/a”. “Tú no eres por esto, todo lo suficiente para mí, por lo cual ahora me dirijo hacia mi padre”.

Cómo entender y acompañar a tu pequeño/a y a tu pareja:

1) Los celos que pueden despertarse en tu hijo/a  por la posible futura  rivalidad en cuanto al amor y atención parental, se pueden atenuar mostrándole todas las ventajas que se avecinan con la llegada de su hermanito/a. Le puedes explicar en un lenguaje entendible según su edad que no solo tendrá que compartir su «reinado» constituido, sino que tendrá también un socio/a y compañera/a con quien compartir el amor, las risas y los juegos.

2) En esta etapa puede que tengas que lidiar muchas veces con berrinches, regresiones y emociones de todo tipo que aparezcan. Pero no debes temer el sentimiento de rabia de tu hijo/a ya que es completamente natural y esperable – de hecho la ambivalencia es natural en cualquier relación profunda y duradera. Es importante que escuches y contengas sus enojos y retrocesos tales como chuparse el dedo, orinarse encima, patalear, gritar o pegar sin motivo aparente, dejar de comer, querer dormir en vuestra cama nuevamente, tener frecuentes pesadillas, etc. Puedes estar tranquilo/a, que todo esto se irá amenguando a medida que avanza el embarazo.

3) Puedes ayudarte de los juegos, la imaginación y la fantasía. Los juegos con muñecos cumplen el propósito de descargar y elaborar el sentimiento ambivalente de amor y odio hacia el nuevo hermanito/a. En estos juegos puedes integrar también la tan importante experiencia de compartir. Aprendizaje que le permitirá tener más amigos y relaciones más fluidas con sus pares. De hecho, aprender a compartir en tempranas edades ayudará a relacionarse con más armonía y facilidad el resto de su vida.

4) Una buena forma para que puedas hacerlo conectar con el hermanito/a por venir es que lo hagas partícipe de los exámenes de rutina y las ecografías durante el embarazo, la elección del nombre, del mobiliario, la ropa y todas las necesidades que puedan surgir para crearle un espacio en la casa. Aprovecha también todos estos momentos y rituales para contarle anécdotas de cuando estaba él/ella mismo en el vientre materno, cómo ha sido el parto y sus primeros meses de vida. Asimismo todas las ilusiones, fantasías y/o preocupaciones que acompañaban su llegada al mundo para toda la familia en general (tíos, abuelos, vecinos, etc).

5) La etapa que rodea al nacimiento cristaliza todas las angustias de tu hijo/a y la aparición física del bebé alivia su sentimiento destructivo interno, permitiéndole reparar sus emociones contradictorias. Con gran alivio puede constatar que el  contrincante ha podido sobrevivir a sus celos y llegar sano y salvo a reunirse con el resto de la familia.

6) Es de esperar que estas primeras semanas – o incluso meses – continúe tu hijo/a alterado, errante o sobre demandante. Lo importante es que os mantengais fuertes y unidos como pareja, para poder brindarle así un apoyo sólido y coherente como equipo, donde ambos estáis alineados sobre qué acciones y hábitos ceder y sobre cuales otros no hay vuelta atrás. La seguridad y los límites claros crean descanso y confianza en los niños.

Toda esta nueva situación puede estar creando una crisis en la parejas, ya que como he mencionado, la aparición de este nuevo hijo/a desestabiliza el statu quo de la familia en su conjunto. A su vez, ambos padres, pero sobre todo si eres la madre, puede que no sepas muchas veces si ser «egoísta» tratando de disfrutar de tu embarazo, conectándote con el bebé por nacer, los cambios en tu cuerpo y del tiempo de cierta tranquilidad antes del puerperio; o bien, dedicarte en cuerpo y alma en calmar y acompañar a tu primogénito/a.  El sentido común, la comunicación honesta, la empatía y el propio cuidado es siempre lo que ayuda a regularse entre todos.

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