Quizás estés hace unos meses conociendo a alguien o en una relación de pareja medianamente estable, pero sientas que semana tras semana, mes tras mes, la otra persona o tú no se acaba de entregar o comprometer con la relación por diferentes motivos. Quizás sientas que aunque lo intenten de diferentes maneras, no logran construir un proyecto de pareja que os nutra y haga feliz a ambos. Donde la propia valía personal, armonía y autoestima sea cuidada y potenciada, y no por el contrario, machacada y destrozada.
Puede incluso que la otra persona se encuentre cómoda con el tipo de vínculo establecido, pero tú sientas que no eres respetado/a o tenido/a en cuenta como te mereces y deseas. Que tu corazón esté cada vez más vacío, más desmoralizado…
Para liberarte de las trampas del falso amor, enganche afectivo, o una simple faceta de enamoramiento, es importante que escuches tus necesidades más íntimas, primarias o subconscientes que se están nutriendo con esta relación, que puede incluso, estar siendo tóxica para tú o para ambos. Que comprendas por qué existe tanto apego y co-dependencia en una relación que deseas terminar y te está encerrando.
Ortega y Gasset explicaba por ejemplo el fenómeno del enamoramiento como un estado anómalo de la atención. “Nuestra atención frente a otros seres humanos se desplaza de unos a otros, pero un día la atención se detiene en un ser humano concreto, que queda destacado, centrado, de forma que cada vez va ocupando mayor espacio atencional y desplazando otros intereses. Desprender de esa persona el pensamiento y movilizar las preocupaciones hacia otras cosas, resulta difícil. Otras personas y otras urgencias de la vida son postergadas e incluso desalojadas de la conciencia (…) El mundo no existe para el amante, el amado lo ha desalojado y sustituido”.
Se puede llegar a tratar del proceso de vinculación más fuerte que estés viviendo actualmente, donde lo acompaña una conmoción fisiológica que afecta a todos los sistemas: genera por ejemplo sensaciones de vitalidad al aumentar la producción de hormonas como la dopamina, serotonina o norepinefrina, y, al mismo tiempo, aumentan también los niveles de testosterona, resultando en su conjunto un torbellino de emociones que, por momentos, puedes sentir incontrolables o desestabilizantes.
Si la persona elegida se corresponde con tus ideales y sus cualidades y valores encajan en tus planteamientos racionales sobre la vida, la vivencia es placentera y armoniosa. En cambio, cuando no ocurre así, cuando eliges a alguien que tiene más que ver con tu sombra, cuyas características se relacionan con los aspectos que para tí son prohibidos, el enamoramiento tiene algo de torturante.
También tu corazón puede estar sufriendo cuando esta primera etapa de enamoramiento no se transforma en un amor maduro o relación estable – o peor aún – cuando eres tan solo tú quien está realmente implicado/a en la relación y con ganas de construir una pareja. Quizás no logras tan siquiera llegar a descubrir si la otra persona quiere algo serio contigo y apuesta por vosotros, o simplemente ya le va bien el tira y afloja al que habéis llegado. Si incluso te puedes estar auto engañando con la constante justificación que le das a cada muestra de desinterés, descuido o desatención que el o ella tiene contigo, con el esperanzado pero nocivo objetivo de seguir adelante juntos.
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