¿Sientes que tu pareja, entorno o familia no te están pudiendo acompañar en este profundo e intenso proceso que significa el puerperio y la maternidad?

Por desgracia no es el tuyo un problema aislado en los tiempos que corren, si no una situación que deviene más y más habitual tal y como está planificada nuestra sociedad moderna y la maternidad en particularidad. Las madres de hoy están mucho más solas y aisladas que en el pasado.

Por otra parte, es posible que hasta hace muy poco eras una mujer independientes y libre, donde no habías llegado a realizar la inmensa y permanente necesidad que el bebé tendría de ti, pese al amor loco que puedas sentir por el/ella. Por eso, no es juzgable esta frustración que puedas sentir algunas veces por el deseo contrapuesto de hacer muchas cosas fuera de casa o por ti misma y la necesidad constante de contacto y cuidado a tu bebé.

Los cursos de pre y posparto suelen enseñar cuidados más bien de tipo práctico y aunque te ofrecen una gran ayuda pueden llegar a ser limitados en tiempo y profundidad para lo que estás viviendo en este momento. Quizás estés necesitando acompañamiento terapéutico para adaptarte y procesar todo lo nuevo que está ocurriendo tanto a nivel interno, como en tus relaciones: con tu pareja en relación a los modelos de crianza y a lo afectivo, con vuestras familias de origen, con tus otros hijos si los hubiera, con el pequeño ser que acaba de nacer…

Es importante que re-aprendas a cuidarte poco a poco, creando espacios para ti como mujer y como persona individual, fuera del rol de cuidadora. Esto favorece enormemente tu propio apoyo, consciencia interna, y empoderamiento como madre y como mujer.

4 simples pautas para favorecer tu bienestar y salud emocional:

1. Propicia, favorece y cuida la lactancia si es que estás dando el pecho a tu bebé: los beneficios que al recién nacido y luego al niño/a aporta la leche materna y el amamantamiento son por demás conocidos. Pero también es importante remarcar que la lactancia produce un estado hormonal idóneo para que tu cuerpo vaya adaptándose a la nueva situación hormonal – y de vida – poco a poco después del parto. Favorece la vuelta a la normalidad del funcionamiento de tu cuerpo. Cualquier desequilibrio en el exterior, en la relación con tu pareja, la relación presente o pasada con tu propia madre y cualquier desconexión contigo misma lo verás reflejado en la lactancia: desde grietas en los pezones, a poca producción de leche, falta de paciencia o cariño a la hora de amamantar, etc.

2. Cuida de tu descanso: el descanso durante los primeros meses, pero sobre todo en el puerperio, es fundamental pero no siempre respetado. Incluso por ti misma, motivada por el deseo de “hacer tantas cosas pendientes” en la casa o en tu vida en el limitado y estrecho tiempo de una siesta de bebé, no brindándote el tiempo de reposo necesario para recuperarte. Tu cuerpo ha hecho un enorme y profundo trabajo entre los constantes y abruptos cambios del embarazo y el parto. ¡Ahora necesita descansar y recuperarse! Es importante que aprendas a dormir durante el día, o que al menos te tumbes y descanses, para que tu pelvis pueda acomodarse sin tensiones durante las primeras semanas. El útero irá volviendo de esta manera a su sitio y las pérdidas irán disminuyendo. Incluso si hubiera mucho esfuerzo físico y falta de descanso se podría alargar la recuperación de la salud en general y que el cuerpo emocional- mental no tuviera la suficiente fuerza y energía vital para acompañar todo lo que se avecina: abastecer y cuidar tanto de ti misma como de otra persona.

3. Reconoce tu estado anímico y libera aquellas emociones que no te ayudan a sentirte en paz: intenta eliminar las tensiones físicas generadas por la lactancia, llevar al bebé en brazos tantas horas, malas posturas adquiridas al dormir junto al bebé, poco descanso durante la noche, falta de ejercicio desde quizás varios meses, etc. La tensión corporal y rigidez pueden generar además de dolores físicos, estados de tristeza, irritabilidad y apatía, entre otros. Por eso es muy importante incorporar en el día a día diferentes actividades físicas como caminatas, estiramientos, danzas suaves y conscientes, ejercicios de recuperación pélvica que puedan ayudar a diluir estas tensiones, para que no lleguen a crear mayores dificultades e incomodidades.

4. Crea una buena red de contención y haz tribu: el hecho de poder encontrar apoyo y compañía de otras madres más experimentadas o no, y con ganas de ayudar, es muy beneficioso. Las amigas, familiares y grupos de crianza pueden ofrecerte ese sostén en la vida diaria tan necesario para adaptarte correctamente al nuevo rol de madre, de mujer, de trabajadora cuando vuelvas a trabajar, etc. Anteriormente, nuestras antepasadas no estaban solas. Sus madres, hermanas, vecinas y comadres las acompañaban, sostenían y cuidaban, tanto a la madre como a la criatura. Se turnaban para que ellas pudieran recuperarse y además las introducían en los cuidados del recién nacido.

En la medida de lo posible, el reproducir esas condiciones óptimas de crianza ayuda mucho a que no te sientas tan abrumada por deseos contrapuestos y/o constante culpabilidad, tanto si favoreces el confort y necesidades de tu bebé, como si priorizas en cambio las tuyas propias. Muchas veces lo que te “agobia y carga” puede ser la constante demanda y llamada del bebé, pero si en lugar de luchar pensando en todo lo que te gustaría hacer en ese momento escucharas tus instintos y te abrieras a aceptar la situación vital que te toca en ese momento, podrías reconciliarte con esa necesidad de cariño y afecto que tu bebé te está reclamando, disfrutando asimismo de este contacto y caricias.

Los niños/as – como el resto de los animales mamíferos – precisan de la cercanía de sus padres para desarrollarse adecuadamente y crecer. Y a su vez, este contacto reporta grandes beneficios para la madre también. A través de la piel se estimula el sistema nervioso primitivo, que es el que se encarga de que esté bien despierta la intuición en la madre. Además, el hecho de oler al bebé constantemente por tenerlo bien cerca suyo ayuda a mantener el vínculo que tenían previamente cuando el bebé estaba dentro del vientre.

Esperando que te haya sido útil, si quieres que te acompañe en este nuevo viaje que se inicia o se ha iniciado en los últimos meses, clica en Embarazo y Posparto

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