Hay personas que escogen el camino de la soledad y viven toda su vida soltero/as sin ningún tipo de problema. Pero en general, el ser humano es un animal social al que le gusta estar en compañía de otros con los que poder compartir su vida. Precisamente por ello, las relaciones afectivas y de pareja son una de las características que nos diferencian de otros animales.

Pero pese a la voluntad de recorrer este camino de vida – o al menos parte de él – junto a otra persona, a veces se presenta la soledad como el camino más seguro, controlado y familiar. Aunque no te reporte felicidad, al menos se presenta como un mal menor por ser conocido y donde nadie te puede dañar seriamente por no permitirles entrar en lo profundo de tu vida e intimidad. A menor compromiso, menor riesgo de perder y sufrir, pero también de ganar, crecer y disfrutar de tu vida.

Algunas claves que te ayudarán a entender y superar la soledad:

1. LA INFANCIA, LA CUNA DEL AMOR:

– Este es el periodo de la vida en que necesitas la presencia plena de tu madre o de la persona que te cría. Es decir, contacto corporal y sensorial permanente. Como niño/a no puedes construir el “somos” si no estás relacionado/a con un otro.

– Asímismo, si has carecido de cercanía emocional durante tu niñez, una distancia o agresión emocional difícil de tolerar, las heridas quedarán vigentes a nivel celular y/o inconsciente a lo largo de todo tu recorrido vital, a no ser que hagas un trabajo profundo por sanarlas.

– Finalmente, la compenetración con tu madre, padre o el adulto que te haya criado es una cuestión clave para entender la presencia o ausencia del sentimiento de confianza y fluidez con otra persona del mismo u opuesto sexo. Puedes evocar tu infancia intentando vislumbrar si alguna vez has sentido a alguno de estos adultos de referencia compenetrado/a contigo y sintiendo exactamente lo que estabas sintiendo. De no ser así, es importante dedicar tiempo y energía en entender y sanar todo esto.

– La adolescencia es el período de la vida en el cual ensayas formas de amar, de vincularte con los demás. Es el momento perfecto para acercarte ofreciendo tus virtudes y para abrirte a recibir aquello que el otro pueda regalarte. En esos ensayos preliminares están las semillas de los futuros vínculos afectivos.

2. LA ADULTEZ, LA OPCIÓN VITAL CONOCIDA:

– Si la soledad y la distancia emocional se han instaurado desde niño/a en tu vida, es probable que luego perpetúes esos escenarios a través de modelos de relaciones parecidos en el futuro.

– La soledad no es buena ni mala cuando devienes adulto/a, siempre y cuando sea escogida. Es una manera posible de vivir la vida si así lo deseas, pero está bien saber y confiar que existen más opciones disponibles siempre y cuando se desee cambiar y salir del “statu quo” o zona de confort.

– Llegar a la edad adulta sin entrenamiento en las relaciones personales te puede dejar sin recursos, con una gran torpeza emocional y con un sentimiento de inseguridad, desventaja, o incluso inferioridad frente a quienes se vinculan contigo. Sentimiento que te puede hacer sentir muchas veces vulnerable, desorientado/a o inestable en tu vida adulta.

3. EL FUTURO, EL APRENDIZAJE PARA NUEVAS OPCIONES:

Incluso si has crecido en un ambiente de austeridad afectiva, siempre puedes tomar como referentes a otros individuos más entrenados/as en los intercambios personales y aprender de ellos/as, aunque al inicio te resulte frustrante, decepcionante o agotador. Las recompensas amorosas no tardarán en llegar cuando te abras a intimar – y aunque no duren en el tiempo o no se trate exactamente de la persona imaginada y esperada durante tanto tiempo – todo encuentro afectivo será un paso más en la dirección de tus sueños más profundos.

– Es posible amar y compartir con otra persona sin perder tu propio espacio y libertad personal. En la medida que comiences a vincularte desde la honestidad, la apertura y la comunicación de tus sentimientos, así como sentirte realmente visto/a y tenido/a en cuenta por el otro/a, serás más libre para elegir momentos de soledad y recogimiento, así como de encuentro contigo mismo/a. Construirás de esta forma relaciones desde la posibilidad de elegir libremente y no desde la necesidad. Necesidad de cubrir un hueco: la angustia de la soledad.

– Cuanto más autosostenido/a a nivel profesional, espiritual, familiar, económico, etc. te sientas, más fácil será dar el paso hacia la interrelación. El balance entre la codependencia y la autorregulación, basada en la seguridad en tí mismo/a, es algo que te permitirá cuidarte y hacerte valeroso/a tanto interna como externamente.

– Abre los ojos y todos los sentidos a nuevas o antiguas personas que se cruzan en tu camino. Vale la pena observar si quienes circulan en tu entorno están anhelando un acercamiento o algún gesto de tu parte. Quizás ni siquiera los has registrado, preocupado/a por mantenerte a una distancia óptima a favor de tu resguardo en la soledad y falsa seguridad. Si pretendes mayor cercanía afectiva tienes que saber que hay muchas personas en la misma condición que tú: anhelando encuentros verdaderos y de corazón.

Es sabido por todos que buscar pareja no siempre es sencillo, natural y cómodo. Frente a los métodos tradicionales como las citas a ciegas, los anuncios, o los modernos sistemas de búsqueda de pareja a través de redes sociales, Apps y webs, hay opciones más adaptadas, profundas y efectivas como el Coaching Terapéutico enfocado a encontrar pareja.

A través de estas sesiones aprenderás a conocerte mejor a tí mismo/a, así como saber cuáles son tus deseos y necesidades a nivel afectivo. Aprenderás a detectar comportamientos repetitivos dañinos o caducos hoy mismo en tu vida que puedan dar lugar a que una cita tras otra salga mal, o que te impidan avanzar en el camino de construir una pareja. Se trata de que aprendas a tener mayor consciencia y responsabilidad de tí mismo/a y de tus perspectivas respecto al futuro, de forma que puedas encarar las relaciones con más soltura, tranquilidad y seguridad.

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